domingo, 7 de agosto de 2016

Columna emitida del 4 al 8 08/2016

NO MÁS AFP... Y DESPUÉS QUÉ


Las perdidas del ejercicio de las AFP son asumidas por los afiliados.
Una reforma aprobada en el gobierno de Ricardo Lagos
Yo también estoy contra el actual modelo de AFPs, eso quiero dejarlo claro de entrada.

Estoy en contra, porque no cumplió nunca las expectativas que profusamente publicitaron en el sentido de asegurar rentabilidades anuales del 7%, o jubilaciones iguales o cercanas a la ultima remuneración percibida por sus afiliados, que a estas alturas, han tenido más perjuicios que buenas noticias.

Estoy en contra también, porque es un modelo que no progresó, ni se adecuó a los cambios de la sociedad, ni al de los tiempos económicos.

No hubo ni ideas, ni voluntades para realizar aquellas modificaciones que hicieran de este modelo, tan sui generis, un modelo eficiente y suficiente para convertirse en un verdadero aporte al sistema de pensiones.

También estoy en contra porque su administración –que es completamente privada- se ha realizado como en un club cerrado, demasiado conservador, con demasiados secretismos.

Sus administradores y directorios conforman una casta de exitosos personeros de grandes corporaciones, o de políticos como el ex senador Carlos Bombal, o la actual ministra Ximena Rincón, o el actual presidente de las AFP, don Rodrigo Pérez Mackena, ex ministro de vivienda del gobierno del Presidente Sebastián Piñera.

Estoy completamente en contra del actual modelo pero no tengo ninguna alternativa de solución, y eso me preocupa más, en un país ya acostumbrado a quemar la pradera y después arrepentirse.

Porque los vociferantes de siempre guían la manada con discursos facilistas, emotivos y alienados, para finalmente terminar dejando a la masa, a merced de ignorantes burócratas del gobierno de turno.

Miren ustedes lo que ha sucedido con la  famosa Reforma a la Educación.

Lo que más abundaron fueron los discursos, las marchas y los ejemplos de ricos contra pobres ,y lo que menos había, era un proyecto de ley, una verdadera Reforma.
Esta terminó finalmente, siendo improvisada y haciendo agua hasta el día de hoy.

Por eso no me compro ni las marchas, ni el griterío, ni los eslóganes de estos movimientos contra las AFPs.
Me dan desconfianza y no les creo a quienes están detrás.
No entiendo cual es el modelo alternativo que se propone, seguramente porque no lo hay.

Definitivamente estoy convencido que esa no es la forma de hacer las cosas.

Volver a un sistema de reparto me parece suicida, retrogrado, infantil.
Aquel modelo no se condice con el desarrollo social ni del sistema económico. Está más bien para gente como los presidentes de Bolivia o de Venezuela, que se siguen afanando en destruir a sus empobrecidas naciones.

Imagínense ustedes un sistema de reparto donde se designen para su administración a la esposa del diputado Osvaldo Andrade,  a los asesores del Senador Iván Moreira, o al hijo prodigo, don Sebastián Dávalos.

Ese es uno de los riesgos, quizás el más indeseado, el menos querido pero el que con certeza, desean los partidos políticos que se han amañado los cargos, los sueldos y al propio Estado.

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