miércoles, 10 de agosto de 2016

Columna emitida del 10 al 13 de 08/2016


FALTA UNA MINISTRA

Síndrome Peñailillo: Gobierno vivió un episodio similar al dilatar innecesariamente
la salida del ex ministro del Interior. Hoy la pregunta es; hasta cuando.
Nuestra Constitución Política -sí la de 1980 firmada por el Presidente de la República Ricardo Lagos-, otorga al Congreso tres herramientas de fiscalización al poder Ejecutivo: las acusaciones constitucionales, las comisiones investigadoras y las interpelaciones.

La interpelación, es la facultad que tienen los parlamentarios para citar a los ministros de Estado, a dar cuenta de temas relevantes para el país, según consta en el artículo 52, de la Constitución –firmada por Lagos ,pero redactada por Pinochet- en “citar a un ministro de Estado, a petición de a lo menos un tercio de los diputados en ejercicio, a fin de formularle preguntas en relación con materias vinculadas al ejercicio de su cargo”.

La asistencia del ministro, es obligatoria.

Sin embargo, lo que informe el ministro no tiene poder vinculante ni sancionatorio, pues la ley también es clara al establecer que “en ningún caso los acuerdos u observaciones afectarán la responsabilidad política de los ministros”. dado que estos son de exclusiva confianza del Presidente de la República, y por lo tanto. sólo es éste quien puede removerlos de sus cargos.

O sea, las interpelaciones que profusamente copan diarios y minutos de televisión, y los ministros citados a las mismas, que hasta portadas poco decorosas sacan en algunos medios autodefinidos como satíricos, son un show que de fondo poco y de forma mucho.

Una ocasión para aplacar a las masas, agotadas ya de tanta charlatanería y políticos de baja monta.
Un momentum que ni siquiera alcanza para catarsis colectiva, pero que deja con sensación de estar trabajando a más de algún diputado.

La ministra Javiera Blanco está desde hace semanas en el ojo del huracán.
Bien lo sabe ella, que ha debido postergar las obligaciones que impone el Ministerio de Justicia, por las obligaciones que impone la sobrevivencia política.

Coincido con su defensa.
No es ella la culpable de la situación decadente en que se encuentra Gendarmería, las cárceles, el propio SENAME o el Registro Civil, Institución esta última, que tanta importancia tiene para el país pero que este valora tan poco.
Ella es una advenediza en un ministerio con obesidad mórbida, en una trinchera donde conviven políticos, militantes, ex esposas y pensionados vueltos a contratar.

La ministra Blanco, la misma que fue nombrada delegada presidencial para la reconstrucción de Tocopilla luego del terremoto y que ahí la vieron 2 veces y por televisión.

La misma que siendo subsecretaria de carabineros sancionó a los carabineros que cursaron una infracción de tránsito al senador Girardi por exceso de velocidad.
La misma que es nuera de la ex senadora Carmen Frei y cuyo tío político, el ex Presidente, es el principal aliado de la Presidenta Bachelet en la Democracia Cristiana.

La ministra Javiera Blanco puede ser culpable de otras cosas pero no de estas.
De estas, de las que se le acusa, solo es responsable.

Y en política los responsables renuncian.

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