CULPA BURGUESA
La Política es un medio, una herramienta, y no un fin en sí mismo. |
La
pobreza, lejos de constituir una vergüenza para una sociedad moderna, es el
gran desafío de los políticos de hoy día.
A mi
modo de ver existen sólo dos clases de políticos: aquellos que entienden que su
verdadero rol es de transformación y cambio de la sociedad, y aquellos que
transforman y cambian sólo su vida y la de sus allegados.
La
oportunidad de cambiar la vida de las personas, transformando los factores
estructurales que las atan a un destino de desigualdad, es una ocasión
irrepetible para ganarse un pedacito de cielo.
Por lo
demás constituye siempre una obligación natural del ser humano.
Porque
la desigualdad no solo importa dado que resulta fundamental en el desarrollo
colectivo e individual; importa porque hiere profundamente el alma de las
personas.
Esa
diferencia entre los pobres de espíritu y los pobres de solemnidad,
definitivamente no existe. Nunca existió.
Sólo existe
en la referencia de aquellos que pasan la vida contando pobres, cambiándolos de
clasificación, haciendo estadísticas y transformando esta vergüenza en gráficos.
La
pobreza -espiritual o material- daña el alma en cualquier circunstancia.
Pero no
sólo de quien la padece, la vive, la sufre, sino que abarca a la nación completa,
aunque muchos, aún sigan siendo simples espectadores desde la vereda de la
indiferencia.
La
desigualdad tanto en las oportunidades como en las posibilidades de vida,
afecta necesariamente las capacidades de ser y hacer en las personas.
Este es
el vínculo que a mi modo de ver explica en gran medida la alta tasa de delitos
y reincidencias en los sectores más pobres de nuestra sociedad, explicando
también de paso, la gravedad de los mismos.
La
pobreza no es la razón de la delincuencia, pero es una buena explicación para entender
este fenómeno social ,desde una perspectiva más integrada con la realidad y los
hechos.
La
política tradicional que ejercen muchos de nuestros políticos, se
ha conformado con acciones menores, con respuestas mediocres, apilando generaciones
de personas que han debido internalizar esa antigua falacia de que Chile es un
país pobre.
Ahí está
la respuesta de por qué debemos conformarnos con ver el progreso y el
desarrollo por la televisión.
La
distribución del ingreso, y en general aquella que permite el acceso a bienes y
servicios, no se realiza de manera aleatoria sino que por el contrario,
reitera el ciclo histórico y social. La
pobreza en un país como el nuestro se hereda con mayor frecuencia que la
riqueza.
Finalmente
la pobreza, resulta en un atentado a la democracia, a la cohesión social, a la
justicia y los cimientos mismos del Estado.
Será por
eso que se mantiene la correlación directa entre pobreza y conflicto social.
Reducir
la pobreza por medio de políticas públicas, compartidas y socializadas
oportunamente con toda la población, significa en el fondo, avanzar en el
fortalecimiento de la República.
Si me apuran, profundizará y desarrollará la democracia como sistema político, validará la economía social de mercado, cumplirá un objetivo geoestratégico de defensa nacional, y posibilitará el desarrollo productivo y material del país.
Si me apuran, profundizará y desarrollará la democracia como sistema político, validará la economía social de mercado, cumplirá un objetivo geoestratégico de defensa nacional, y posibilitará el desarrollo productivo y material del país.
Las
desigualdades y las diferencias en una sociedad son justas y hasta lógicas,
siempre que estas sean el producto natural e inequívoco de las propias
capacidades personales, de sus decisiones, de sus actitudes. Ello es
consustancial a nuestra economía de mercado y ciertamente, constituye un factor
diferenciador con modelos pasados de moda.
Mientras
nuestro país no garantice por medio de políticas públicas nacionales, de largo
plazo -elevadas a rango constitucional- su firme decisión por derrotar las
profundas desigualdades que subsisten en nuestra sociedad, seguirá teniendo
sentido aquella frase de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher,
que refiriéndose a las protestas por mayor equidad social en su país, señalaba que ellas provenían
de una profunda combinación entre la envidia y la culpa burguesa.
Yo estoy
de acuerdo.
Con
demasiada frecuencia se ha escrito más de lo que se ha hecho en materia de
justicia y equidad.
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