domingo, 7 de agosto de 2016

Columna emitida del 23 al 25 06/2016


DELINCUENCIA EN ARICA

La sociedad ha fracasado en materias de prevención y castigo de delitos
Los delitos en Arica han bajado, o no han bajado pero están controlados, o no están controlados, no han bajado pero vamos bien, o algo por el estilo.

No entiendo mucho cuando los balances de los responsables de la seguridad pública resultan un tanto ambiguos.

Eso es lo que me provocan los resultados del año 2015, dados a conocer esta semana por la Policía de Investigaciones en nuestra ciudad.

Cosa aparte es el reconocimiento que me provoca el evidente perfeccionamiento y desarrollo de la policía civil en estos últimos años, y lo cierto, que en este mes de su aniversario, todos debemos sentir satisfacción por su calidad institucional.

Pero otra cosa son los discursos armados para la ocasión.

La estadística comparada entre los años 2014, 2015 y el primer trimestre del 2016, muestra una oscilación del 30% en el número neto de delitos de mayor connotación social, esos son: robos de todos los tipos, hurtos, lesiones, homicidios y violaciones.

Es una estadística muy sui generis pues si la comparamos con otras mediciones en ámbitos sociales, lo esperable o predecible, es que exista una curva de mejoramiento continuo y no estos quiebres bruscos entre un año con tasas positivas y otro cuyos incrementos son completamente negativos.

Y es que si bien la estadística de este primer trimestre es móvil, por tanto representa una fracción del año calendario, bien podríamos aceptar la tesis de que en materia de crímenes graves hacia las personas o sus bienes, nada bueno se viene para esta Arica nuestra.

Hay que ver el vaso medio lleno y no medio vacío, es una expresión de moda que se repite cada vez que uno manifiesta una duda, una interrogante, un disenso, por mínimo que sea.

Desde la perspectiva de la psicología del optimismo, esta expresión visualiza los problemas como oportunidades y permite establecer una perspectiva siempre positiva como método de enfrentar las distintas situaciones de la vida.
Nos llama a aceptar la realidad como nuestro punto de partida, aunque esta se encuentre colmada de aspectos negativos.
A separar lo malo de lo bueno, para analizar el problema con mayor objetividad, obviando que la dialéctica propia de los hechos solo permite acercarnos un poco a ella.

Así, la visión optimista de los responsables de la seguridad pública o ciudadana, ha permitido conseguir metas pero no objetivos, confundiendo desde mi opinión, los resultados con las consecuencias.

Podrán ser sólo sensaciones que no se correlacionan con el sinnúmero de informes, simposios, congresos y discursos que indican que la batalla contra la delincuencia la estamos ganando, o en el peor de los casos, la ganaremos.

Tal vez eso es cierto y dificulto que exista alguien, aparte de los propios delincuentes, que apueste y quiera que pase lo contrario.

Pero la sensación de lo que pasa en distintos sectores de la ciudad, contraría dramáticamente los canapés y pisco sour de la celebración.

Ya son muchas las poblaciones y los sectores de Arica enfrentados diariamente a un tipo de delincuencia que no terminamos de entender porque muta, porque se sumerge, porque se aprovecha de coyunturas, de experiencias, de malos diagnósticos.

Decir que la delincuencia está controlada a los vecinos de población cerro chuño, nueva esperanza, los industriales o calle Maipú en pleno centro de la ciudad, es una afirmación al menos, riesgosa.

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