LOS RIESGOS DEL PLADECO ARICA
Hace algunos años atrás, en Osorno
se cambió el plano regulador de la ciudad, siguiéndose la metodología y los
procedimientos legales y habituales para estos efectos.
De esta manera, pudo
actualizarse toda la trama urbana que ha permitido por ejemplo, solucionar
problemas de congestión vehicular, de reordenamiento de los espacios públicos, de
incorporación, ampliación y en algunos casos restricción de usos de las
distintas áreas del plano de la ciudad.
Son procesos necesarios y que
periódicamente deben seguir las grandes ciudades, de manera de tener un
crecimiento –en muchos casos permitirlo- y desarrollo acorde.
Claro, los
problemas de tránsito en Arica de hace 20 años no son los mismos que se
producen actualmente.
Existe un aumento del parque
automotriz, nuevas normativas y regulaciones, hasta nuevas actividades
económicas que se desarrollan y que van exigiendo de las ciudades condiciones
que eventualmente no se consideraban.
Son procesos normales y para Arica
esta no es una excepción, por el contrario, un nuevo Plan Regulador Comunal permitirá
poner al día la normativa armonizándola con las exigencias del desarrollo, pero
también con las de la población, que también pide mejor calidad de vida.
Pero se corren riesgos, que no por
ocultarlos o no discutirlos dejan de existir.
Riesgos que a algunos afectan y que
a otros benefician, como a mi amigo en Osorno que vio como este proceso de plano
regulador, le permitió incorporar 40 hectáreas agrícolas de su propiedad al uso
urbano.
Saque usted la cuenta en qué se
transforma campo para pastoreo y siembra de trigo, cuando se empieza a urbanizar
con destino habitacional, comercial, de oficinas, etcétera.
Por eso es que me pareció adecuado
llamar la atención sobre lo que eventualmente pueda suceder con este nuevo plan
regulador, y que quede claro que no estoy adjudicando ninguna mala práctica o
negocio escondido en él, no es mi estilo y lo creo de instituciones que
efectivamente funcionan.
Pero me preocupa por ejemplo, que
se incorporen nuevas áreas de urbanización en sectores de riesgo de inundación.
Si la ciudad sigue creciendo hacia
el norte, no sólo terminaremos en la Caplina sino que seguiremos construyendo
miles de departamentos y casas en zonas donde existe más que evidencia que son
un riesgo para cualquier persona.
Son terrenos prácticamente en cota
cero, de bajísima calidad fundacional, pero principalmente, zonas abiertas a
Tsunamis y si hay algo que es completamente cierto, una verdad indesmentible,
es que Arica tendrá un terremoto y un tsunami de aquellos, sólo falta conocer
la fecha.
Ampliar la urbanización por ejemplo
hacia los valles implica invadir irremediablemente el escaso y valiosos terreno
agrícola lo que es un pecado, además de arremeter contra los acuíferos que dan
vida, nutren y de los cuales dependemos.
Cierto es que en el caso de muchos
propietarios que viven en Azapa, se les solucionaría un problema mayúsculo con
respecto al tamaño de la propiedad y sus subdivisiones, pero más que arreglar
un problema de personas que desde el inicio sabían que la propiedad no podía
ser menor a determinado metraje, deberíamos preocuparnos del bien general.
Entonces cual es la solución.
No la sé específicamente, pero me
atrevo a pensar que esta debe ir asociada al tipo de construcción, la densidad
y ocupabilidad de la misma sin tener que seguir sacrificando comodidad y
espacios por supuesto.
Recetas deben existir y muchas, lo
importante es tenerlas claras antes que el paciente fallezca del mal que tiene.
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