GOBERNADOR REGIONAL:
AMAGO DE DESCENTRALIZACIÓN
Nuevamente la ciudadanía es lo
menos importante para quienes administran el poder en el país, y cuando
menciono la palabra poder, hago referencia al económico y político, ya que
claramente intentar diferenciar uno del otro resulta prácticamente imposible.
Ahí está la Ley de Pesca.
Indesmentible prueba de la concertación entre política e intereses
empresariales.
Para ser más precisos: entre malos empresarios y malos políticos,
pues justo es reconocer de que ambas actividades son en esencia, honorables e
imprescindibles en una sociedad moderna.
Todo este preámbulo, para tener que
comentar ante ustedes la desazón que me produce al analizar el actual proyecto
de ley de reforma constitucional que crea la figura del Gobernador Regional.
Si uno de ustedes se creó
expectativas con la creación de esta nueva autoridad electa democráticamente,
más vale que vaya tomando asiento y escuche o lea con atención este comentario.
La actual discusión que se lleva en
el Senado que busca avanzar en el proceso de descentralización del país, con la
creación del órgano elegido que reemplazará a la actual figura designada del
Intendente, se ha entrampado en un problema de fondo, aunque se esmeren en
negociaciones de último minuto, porque es claro que no existe la convicción real
en muchos senadores de entregar verdadero poder a las regiones.
El gobierno está proponiendo una
figura casi decorativa.
Un gomero que podrá ser instalado en cualquier rincón
del edificio y cuyas decisiones serán irrelevantes.
Sin poder efectivo de
decisión, sin autonomía presupuestaria, dependiente del poder central en el
sentido que tendrá que lidiar con ministerios para poder reorientar políticas públicas que considere
necesarias para el desarrollo regional, y para colmo, con un verdadero Tutor
que es una figura que reemplazará a los actuales gobernadores provinciales.
El
nuevo cargo de Secretario Regional Presidencial o Delegado Presidencial, funcionario designado a dedo por la Presidenta de
la República y sus partidos políticos, y cuya función podríamos resumirla, como la piedra en el zapato de la mentada nueva autoridad regional.
O sea, una autoridad política
delegada sin haber ganado un voto, estará en la practica, por sobre la autoridad
elegida democráticamente por los ciudadanos de la región.
Nuevamente se dilapida una
oportunidad de oro para descentralizar y democratizar verdaderamente al país.
Se juega con la buena fe de la
ciudadanía que no ve la letra chica, y que en este caso podría tapar al Morro de
Arica, pues desde la confianza cree que ahora sí, su voto vale.
Entregar el poder es siempre una
disyuntiva para quien lo ejerce con inusitada fuerza institucional, como es el
caso del Presidente de la República, y sin los contrapesos debidos pues el
Congreso continua adoleciendo de eficacia en su rol colegislador y
fiscalizador.
Raya para la suma, el principal
cargo de la región, ese en el cual hay ya hasta inscritos o que han hechos su
reserva, tendrá menos peso que un paquete de cabritas, si es que no se le
entregan verdaderas facultades, atribuciones y la potestad debida, para ejercer
las importantes funciones a las que está llamado.
A contrario sensu, la figura de este
Secretario Regional Presidencial, designado desde Santiago, mantendrá el
control completo, será el poder detrás del trono o el regente dueño de las
llaves.
A partir de ahora, explicaciones
habrá por montones pero la verdad seguirá siendo la misma: el Gobernador
Regional así como están las cosas, será un Rey sin Corona.
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