miércoles, 28 de septiembre de 2016

Columna Emitida del 28/09 al 05/10 de 2016

GOBERNADOR REGIONAL: 

AMAGO DE DESCENTRALIZACIÓN


"Yo creo en las regiones y en la descentralización como un elemento fundamental de desarrollo armónico… no sólo vamos a avanzar en la reforma constitucional sobre elección de intendentes, sino también en la ley que permita que, efectivamente, en noviembre del 2017 se elijan por votación popular los jefes de los gobiernos regionales". Michelle Bachelet, Diciembre 3 de 2015.
Nuevamente la ciudadanía es lo menos importante para quienes administran el poder en el país, y cuando menciono la palabra poder, hago referencia al económico y político, ya que claramente intentar diferenciar uno del otro resulta prácticamente imposible.

Ahí está la Ley de Pesca. 
Indesmentible prueba de la concertación entre política e intereses empresariales. 
Para ser más precisos: entre malos empresarios y malos políticos, pues justo es reconocer de que ambas actividades son en esencia, honorables e imprescindibles en una sociedad moderna.

Todo este preámbulo, para tener que comentar ante ustedes la desazón que me produce al analizar el actual proyecto de ley de reforma constitucional que crea la figura del Gobernador Regional.

Si uno de ustedes se creó expectativas con la creación de esta nueva autoridad electa democráticamente, más vale que vaya tomando asiento y escuche o lea con atención este comentario.

La actual discusión que se lleva en el Senado que busca avanzar en el proceso de descentralización del país, con la creación del órgano elegido que reemplazará a la actual figura designada del Intendente, se ha entrampado en un problema de fondo, aunque se esmeren en negociaciones de último minuto, porque es claro que no existe la convicción real en muchos senadores de entregar verdadero poder a las regiones.

El gobierno está proponiendo una figura casi decorativa. 

Un gomero que podrá ser instalado en cualquier rincón del edificio y cuyas decisiones serán irrelevantes.

Sin poder efectivo de decisión, sin autonomía presupuestaria, dependiente del poder central en el sentido que tendrá que lidiar con ministerios para poder  reorientar políticas públicas que considere necesarias para el desarrollo regional, y para colmo, con un verdadero Tutor que es una figura que reemplazará a los actuales gobernadores provinciales.

El nuevo cargo de Secretario Regional Presidencial o Delegado Presidencial, funcionario designado a dedo por la Presidenta de la República y sus partidos políticos, y cuya función podríamos resumirla, como la piedra en el zapato de la mentada nueva autoridad regional.

O sea, una autoridad política delegada sin haber ganado un voto, estará en la practica, por sobre la autoridad elegida democráticamente por los ciudadanos de la región.

Nuevamente se dilapida una oportunidad de oro para descentralizar y democratizar verdaderamente al país.

Se juega con la buena fe de la ciudadanía que no ve la letra chica, y que en este caso podría tapar al Morro de Arica, pues desde la confianza cree que ahora sí, su voto vale.

Entregar el poder es siempre una disyuntiva para quien lo ejerce con inusitada fuerza institucional, como es el caso del Presidente de la República, y sin los contrapesos debidos pues el Congreso continua adoleciendo de eficacia en su rol colegislador y fiscalizador.

Raya para la suma, el principal cargo de la región, ese en el cual hay ya hasta inscritos o que han hechos su reserva, tendrá menos peso que un paquete de cabritas, si es que no se le entregan verdaderas facultades, atribuciones y la potestad debida, para ejercer las importantes funciones a las que está llamado.

A contrario sensu, la figura de este Secretario Regional Presidencial, designado desde Santiago, mantendrá el control completo, será el poder detrás del trono o el regente dueño de las llaves.


A partir de ahora, explicaciones habrá por montones pero la verdad seguirá siendo la misma: el Gobernador Regional así como están las cosas, será un Rey sin Corona.

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