miércoles, 19 de octubre de 2016

Columna emitida del 20 al 23 de Octubre de 2016

CHILE: CON EL FAVOR DE DIOS

La diputada Vallejos –icono del neo comunismo a la chilena y diputada protegida por la Nueva Mayoría en La Florida- viene a resolver un tema de fondo.
La señora Camila Vallejos, diputada por el distrito de La Florida, presentó la semana pasada, una importante moción parlamentaria que viene en mi concepto, a clarificar la labor que cumplen nuestros congresistas como representantes de un electorado que por definición, delega de buena fe la soberanía popular.

En este proyecto de ley, se plantea el cambio de una solemnidad que ha acompañado a nuestro Congreso Nacional desde sus inicios, hace ya 205 años, consistente en la invocación a Dios cada vez que se inicia una sesión parlamentarias o comienza el trabajo de comisiones.

Esta moción que espero se transforme en ley de la República, no solo me parece adecuada y pertinente, sino que además constituye una delicada pieza de referencia histórica, al resumir breve pero coherentemente, el contexto temporal en que se funda dicha iniciativa legal.

La diputada Vallejos, plantea que debe corregirse este –dice ella- Anacronismo en que por más de 110 años ha incurrido el Poder Legislativo. 
Se refiere el invocar a Dios, reafirmando con este cambio que nuestro Estado es Laico y que no requiere de divinidades, que entre paréntesis son favorecidas en desmedro de otros dioses o profesiones religiosas, sin indicar por cierto, cuáles serían ellas.

Pues bien, de acuerdo a lo que dice la señora diputada, con esta costumbre se afectan principios tan básicos como la Tolerancia, la Libertad de Culto, y por si fuera poco, la debida independencia de la Iglesia y el Estado, que según también se concluye, se encuentra en entredicho por esta frase inicial de “por Dios y la Patria”.

En lo que a mí respecta -católico, apostólico y romano- pueden eliminar estas y todas las solemnidades referidas a Dios, pues desde mi perspectiva desde hace muchos años, -quizás desde siempre- han sido solo costumbres huecas, repetidas sin significado real, sin la importancia que se le supone y que se merece.

Coincido con la diputada Vallejos en esta moción, pero no en el fundamento que invoca para presentarla.

En ese sentido me quedo con la cita incluida en el mismo proyecto, de don  Luis Emilio Recabarren, fundador del partido comunista chileno, agnóstico y anti balmacedista, que tal como cita la diputada expresa su oposición a jurar por Dios, porque con ello engañaría al Congreso, a su conciencia y a sus electores.

Ese es el punto.

Los parlamentarios que profesan una creencia religiosa -principalmente cristiana o judía- engañan y mienten al presentarse como hombres de fe y actuar de manera desalmada. 

No existe consistencia entre alguien que profesa la fe cristiana por ejemplo, y la transgresión a principios fundamentales como el Derecho a la Vida, puesto en tabla y apoyado incluso, por quienes profesan activamente un carisma de fe.

La diputada Vallejos –icono del neo comunismo a la chilena y diputada protegida por la Nueva Mayoría en La Florida- viene a resolver un tema de fondo, quizás sin proponérselo, y es el de sincerar de una vez por todas, el discurso con los hechos, la acción con el pensamiento, la consecuencia con la simple estrategia electorera.

No se confundan, no quiero decir que deban votar según les indica su cura, su pastor o el rabino, nada más lejos de aquello.

Me refiero a la consecuencia que debe existir sobre cuestiones de principios, en que debe prevalecer la moral de su propia fe y no la moral secular, afecta a contingencias, o a mayorías circunstanciales. Lo esperable, apropiado y consecuente es que quien se declaró hincha de la universidad católica no aparezca mañana como hincha del Colo- Colo.
Bueno, eso ya ha pasado, pero todo parecido es simple coincidencia.

¿Si usted elige a un diputado que es católico o a un concejal que es evangélico, puede entender que estos voten a favor del aborto en Chile o a la matanza indiscriminada de perros vagos por ejemplo?

La fe es un don que llega en el momento justo, ni antes ni después.

Sólo me consta que es como el oxígeno, no la vemos, pero sabemos que está ahí.

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